En 1868 llegó a España Fanelli, con la
intención de crear los primeros núcleos de la I Internacional (creada en
Londres en 1864). Fanelli era de tendencia anarquista (una de las dos
sensibilidades que convivían dentro de la I Internacional, junto con el
marxismo), por lo que los primeros núcleos de afiliados españoles desarrollaron
dicha ideología. Esos primeros núcleos se estructuraron entre el proletariado
catalán y el campesinado andaluz. Desde 1869 hubo una notable expansión del
asociacionismo obrero, con especial importancia en Barcelona, Madrid, Levante y
Andalucía. En 1870 se celebró el primer congreso de la Federación Regional
Española (FRE) de la AIT, adoptándose acuerdos que iban en la línea del
pensamiento anarquista (huelga general como arma revolucionaria, apoliticismo,
acción directa...).
En 1871 llegó a España Paul Lafargue, yerno de Karl Marx, e
impulsó el grupo de internacionalistas madrileños favorables a las posiciones
marxistas (entre ellos, destacarán Francisco Mora y Pablo Iglesias), creando el
periódico La Emancipación. Las discrepancias entre anarquistas y marxistas
llevarán a la expulsión de estos últimos de la FRE, que crearán la Nueva
Federación Madrileña.
Durante los convulsos tiempos de la I
República, el internacionalismo cobró un gran auge, particularmente, los grupos
anarquistas insurreccionales. Pero tras el fracaso de estos levantamientos, la
FRE perdió fuerza, llegando su declive definitivo tras su prohibición al
comienzo de la Restauración, lo que la condenó a la clandestinidad.
Para profundizar sobre la evolución del movimiento obrero español en el S. XIX, consulta los apuntes vistos en clase.